Consejos para ayudar a tu hijo a sentirse más seguro de sí mismo.

Consejos para ayudar a tu hijo a sentirse más seguro de sí mismo.

Es uno de los temas más sensibles para mí como mamá porque, no sólo puedo ver los efectos en mi niño mayor (víctima directa de mi estreno en la maternidad), sino porque además puedo reconocer en mi mente aquéllas pequeñas y grandes decisiones personales que fui tomando en el día a día y que identifico como causantes principales de las actitudes de inseguridad que él muestra.

Me duele muchísimo hacer esa recapitulación mental porque veo que casi todo vino de ignorar mis propios instintos de madre que me gritaban cuando algo se “sentía bien”. Lamentablemente existe el ruido ensordecedor de “lo que se debe hacer para que no te acaben manipulando y tú termines siendo esclava de sus reclamos” y, en algunas ocasiones, ganó.

Pero ya luego de que he ido aprendiendo a escuchar más mi voz interior y a informarme con ojo crítico cuando de mis hijos se trata, me queda el reto de trabajar fuerte para modificar a tiempo todo lo que pueda ser mejorado.

Hace unos días recibí de una amiga un artículo que me encantó y, aunque parezca increíble, en los 4 días que tengo aplicando las técnicas que da como pautas para aumentar la seguridad en sí mismos de mis hijos, he visto resultados muy positivos. De hecho, creo que mi hijo mayor ha empezado a interiorizar lo que está pasando a su alrededor y se nota en su cambio de actitud.

Hay algo muy común que la mayoría hacemos, muchas veces sin darnos cuenta, y es que etiquetamos a nuestros hijos. Se acaba convirtiendo hasta en una forma de diferenciarlos.

El que tiene más de un niño tiene, “al tímido”, “al pícaro”, “al simpático”, “al mañoso para comer” o cualquier otra característica que destacamos de cada uno.

Lo interesante es poder estar claros de que tanto las etiquetas positivas como las negativas se pegan al inconsciente de ellos como una garrapata y definen no sólo su autoimagen, es decir, lo que ellos terminan asumiendo de sí mismos, sino también influyen en su actitud hacia el mundo.

El que no tiene hijos o lo ve desde fuera podría pensar que en su momento sencillamente no serían del tipo de padres que etiquetaría a sus niños, pero la verdad es que, después que uno los tiene, nota que es muy difícil evitarlo, especialmente porque las etiquetas no sólo vienen de nosotros los padres sino de todo el que los rodea.

Además, como generalmente los hijos son del cielo a la tierra en cuanto a personalidad y carácter, es más fácil aún decir que uno es el “ordenado” y el otro es el “regueroso”.

¡Madres y padres hay que morderse la lengua!. Evitar esa categorización. No sabemos qué cosas de las pequeñas que decimos es la que está haciendo la diferencia en la vida de nuestros hijos.

Lo importante de todo esto es que como no somos los únicos, hay muchos otros padres con las mismas inquietudes y la misma lucha. Y hasta comparten sus técnicas basadas en la experiencia para lograr cosas como que cuando sus hijos tengan que verse con alguien, se paren derechos, hablen con propiedad y miren a los ojos (y eso es sólo el comienzo).

1. Deja que tus hijos escuchen cuando hablas con otras personas comentarios positivos que hagas sobre ellos:

Es como si fuera más creíble que alguien diga algo bueno de tí cuando esa persona no sabía que lo estabas escuchando. Escuchar a tus padres hablar con sus amigos de lo ordenado o de lo inteligente que eres te da esa inyección de confianza y te forma un marco para definirte a tí mismo en un futuro.

2. Saca la palabra tímido de tu vocabulario:

Sí, es verdad que algunos niños son más reservados que otros o que se toman su tiempo en entrar en confianza con ambientes nuevos como es el caso de mi niño mayor, pero de entrada decir, y especialmente decirles a otros, que son tímidos le parte la confianza en dos y le refuerza el comportamiento retraído porque ya el es así, de hecho se lo acaban de confirmar al decirlo.

3. Ayuda a tus hijos a romper el hielo en nuevos ambientes:

Aún cuando tu niño no se integre fácil a ambientes nuevos, dale la oportunidad de salir de su cascarón haciéndole tú una pequeña introducción. Por ejemplo, si llegas a un parque o a un cumpleaños con tu niño, ve y acércate con él a otros niños o a adultos conocidos y pídele que cuente algo acerca de un tema con el que se sienta cómodo, (a donde fueron de vacaciones, acerca de su perrito o gatito, de un amigo, sobre su juguete favorito, etc).

Más tarde comenta con tu pareja o alguien cercano delante de el niño lo bien que se expresó y cómo les contó a los amigos acerca de su perrito o de su juguete. Di lo orgullosa que estás de él por lo bien que habló con todos.

4. Incluye a tus otros hijos:

Generalmente a medida que los niños crecen ya no provocan las reacciones en cadena que hacen que el mundo le quiera hacer gracia. Si tu hijo tiene un hermanito más pequeño es muy probable que ése se esté robando el show donde quiera que van.

Si alguien te comenta sobre uno de tus hijos diciendo qué lindo o qué gracioso o lo que sea, podrías decir algo así: “Si, gracias. Todos mis niños son tan lindos y graciosos que me los como a besos. Somos muy afortunados”.

Yo diría que como una buena opción para minimizar las veces que etiquetamos sería ponerse como un disco rayado en este punto y hacer que cualquier halago a uno de los niños en particular se convierta en una afirmación para todos.

Estas pequeños esfuerzos que les comparto para llenar de confianza en sí mismos a nuestros hijos, son en verdad armas de mucho poder.

Para el que tenga sus dudas o reservas de la efectividad que podrían tener estas sugerencias a aplicar, bastaría con que pensaran para sí las etiquetas que les pusieron de niños (positivas o negativas) y noten realmente el gran poder que han tenido en sus vidas para bien o para mal.

Vale la pena intentar ser mas proactivos, generosos y benévolos con nuestros hijos. Darles todo nuestro amor y brindarles todo nuestro apoyo.

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