La mayoría de colegios y preescolares implementan al inicio del año escolar lo que es el período de adaptación.
Este período consiste en la aplicación de varias medidas para facilitar el proceso de cambio en los niños y cada colegio elije las que usará.
La más común es que el niño va entrando a clases con un horario más corto que el regular por unos días y luego ya horario completo.
A veces permiten que los padres los acompañen en el curso por un momento y otras veces incluso hasta te piden que te quedes por un rato en el colegio esperando por si el niño sufre mucho la ansiedad y necesita hacer la transición más suave.
Por mi experiencia les cuento que puede pasar cualquier cosa, con cada niño es diferente y depende de muchos factores:
1. Tú:
La manera en que estés manejando la ansiedad de separación en tí misma es lo principal. Si sientes temor y preocupación tu hijo lo va a sentir también.
Imagina que alguien en quien confías te lleva a un sitio desconocido, en la puerta te deja solo y cuando miras le ves angustia y dos lagrimones en la cara, ¿Querrías entrar?. ¡Claro que no! Por “algo” está llorando quien te deja.
Pero si te dice que ese sitio nuevo es maravilloso, que vas a aprender cosas nuevas, a tener amigos y a divertirte y cuando se despide lo hace con una sonrisa, ¿Verdad que te anima y te da confianza?
Antes que nada debes tú proyectar emociones positivas y crear la conciencia de, que por difícil que sea para ti, tu bebé está creciendo y ya es un chico grande que poco a poco se va a ir adaptando a la vida sin la necesidad de tenerte cerca en todo momento, que va a desarrollar mecanismos para defenderse, sobrevivir, integrarse y paulatinamente ser feliz. Aceptar eso es lo más duro de todo.
2. Tu niño:
Si tu hijo está mostrando signos de preocupación o ansiedad (pasa muchas veces con el primero) puede ser que le cueste un poco de trabajo asumir el cambio. En esos casos funcionan varias cosas:
Si el colegio es un espacio nuevo para él trata de solicitar un permiso para ir tú y quizás una profesora o algún asistente y darle un mini tour por las áreas, desde su curso hasta el baño, los bebederos, la cafetería, el sitio de jugar, etc. Eso lo va a hacer sentir que tiene un poco de control y la ansiedad disminuye porque no se siente físicamente perdido.
– Créale una expectativa positiva: háblale durante el día, antes de acostarse y de camino en el carro de todas las cosas buenas que él puede esperar que pasen, desde con quienes se encontrará de sus amigos, hasta emocionarlo con que va a estrenar libros y mochila.
– Habla con la profesora: explícale lo que siente tu niño y hablen de cómo ella podría ayudar para integrarlo.
– No hagas de la despedida un ritual: Ese fue un error que yo cometí. Duraba 15 minutos de besos y abrazos, ¿A qué mamá no le gusta que su hijo la bese y abrace mil veces?…Me dejé llevar.
Pero eso tuvo un efecto muy negativo y es que, a medida que la despedida se alargaba, así mismo crecía la ansiedad de él, precisamente por lo que menciono de que primero debe acomodarse uno mismo la actitud.
El habrá pensado: ¿Y hasta cuando es que ella se va que no me quiere soltar?
Lo correcto es motivarlo en el desayuno o en el camino, recordarle lo bien que lo va a pasar y darle una idea de la despedida en sí:
“Cuando lleguemos al colegio mamá te va a dar un beso y un abrazo y vas con tu grupo, voy a hacer unas diligencias y luego te busco (o nos vemos)”
Corto, preciso y sin drama.
El colegio:
Es de suma importancia que el colegio que hayas elegido para tu niño te haga sentir confiada de que él estará atendido o supervisado, que tengan un sistema de apoyo para casos de emergencia como enfermería y demás, que sea un espacio seguro, que tengan asociación de padres o al menos mecanismos de comunicación, etc.
Ten en cuenta que el proceso de adaptación no aplica sólo a los que entran por primera vez o los que van a un colegio nuevo.
Pasar de curso ya genera todo una drama: ¿Quién será el profesor titular?, ¿Con cuáles de mis amigos tocaré?, ¿Volverán a molestarme o a burlarse de mi? , ahora va a ser todo el tiempo para tareas y estudiar, otra vez con exámenes, etc.
Incluso cuando tu hijo pasa de colegio a la universidad para ellos es casi como si fuera entrar al preescolar, sólo que ya saben cómo disimular más todo lo que sienten.
Por otra parte no esperes que pasada la primera semana de clases “se adaptó”. A veces esto puede tomar incluso el primer mes completo y quizás más si hay alguna situación especial.
Lo más importante es que hables con tu hijo sobre lo que le preocupa y que le transmitas seguridad.
Toma unos minutos exclusivos para cada hijo por separado cuando se junten ya sea a almorzar o en la tardecita y siempre pregúntale por su día, lo que le gustó, lo que no, lo que tiene para el otro día. Monitorea las expectativas que tiene si son positivas o negativas.
Concédele un tiempo privado contigo donde él verdaderamente pueda expresar si tiene temores o algún tipo de situación preocupante para él. A veces hacer un conversatorio en grupo no les permite sentirse libres de confesar sus ansiedades en frente de los hermanos. Al principio es más importante que nunca.
* Siempre descarta con un especialista que una ansiedad excesiva esté relacionado a su salud o algún factor externo que se la provoque como experiencias negativas pasadas y demás.