Como manejar la conducta de tu hijo sin dañar tu relación con él

Como manejar la conducta de tu hijo sin dañar tu relación con él

“Yo quiero tener una buena relación con mi hijo pero parecería que todo lo que intento  resulta en contra mía. No importa lo que haga me sigue faltando al respeto.  He intentado castigándolo, llamándole la atención, quitándole cosas que le gustan pero no parece funcionar.  ¿Qué se supone que debo hacer?”

Esta situación refleja lo que están pasando y sintiendo muchas madres y padres tanto de niños pequeños como ya adolescentes.

Es increíble a veces cómo por más que uno trata no se da cuenta de los pequeños detalles que son los que realmente van interfiriendo y lastimando la relación que tenemos con nuestros niños o la que deseamos tener.

¿Quién no quiere sentir que su hijo le tiene confianza, que pueden ser abiertos al hablar, que entiende los límites y muestra respeto y consideración, que él acoge su familia como su puerto seguro al cuál llegar?

Sin embargo, me atrevo a decir que todos hemos pasado por momentos de desesperación en que incluso tomamos medidas en contra nuestra y lo que creemos pero sencillamente acabamos intentándolo todo porque no sabemos qué más hacer.

El esfuerzo que hago día a día en mi crianza es precisamente buscando mantener la cercanía y un vínculo sano con mis hijos para que, a partir de ahí, pueda enfrentar de mejor manera los desafíos . He leído muchísimo y he  intentado varias maneras de manejar incluso una misma situación.  Pero cuando saco los números caigo en el mismo punto sobre lo que siempre debo de tratar:

Criar desde el amor enfocándome en la relación con mi hijo.

Con ésto en mente fui leyendo y leyendo hasta que encontré un artículo en el blog Consciously Parenting donde  plantean un modelo que me encantó porque cuando lo leí y repasé en mi mente es como si imprimiera el paso a paso de las veces en que me ha funcionado ayudar a salir a mis hijos del tranque y llevarlos a el diálogo y el razonamiento.

Les comparto una adaptación del artículo incluyendo elementos de cómo yo lo he hecho que me ha funcionado, incluso en medio de las terribles y deseperantes rabietas que a veces nos llevan al límite.

4 medidas que puedes tomar para reconectar con tu hijo:

1. Olvídate de la conducta en sí:

Lo primero es lo primero.  Cualquier conducta o actitud son una forma de comunicación.  Te dejan saber cómo se siente tu hijo respecto a algo, a tí o a sí mismo.  Enfócate en el niño, qué expresa (enojo, tristeza, apatía, rabia, ira, indiferencia). Olvídate de lo que está haciendo o no haciendo y vamos en un paso a paso.

2. Plantéate: ¿Qué puedes hacer para conectar con él en ESTE momento?:

A veces no preocupamos tanto por lo que está haciendo, lo que hizo o lo que dejó de hacer que nos olvidamos de que nuestro hijo está viviendo en ese momento su propia experiencia con la situación.  No quiere decir que todas las conductas son aceptables aún no es momento de tocar ese punto. Concentremos en la parte de conectar.

Cálmate, respira, mira a tu hijo a a cara, ¿Cómo lo ves? , ¿Puedes definir su expresión? (triste, enojado, decepcionado… ¿Puedes validar sus sentimientos aún no sepas bien qué es lo que le pasa? Por ejemplo: ¿Estás muy cansado de pasar todo el día haciendo diligencias conmigo y quieres que vayamos a la casa a jugar?, ¿Estás enojada porque a tu mejor amiga no le dieron permiso para ir al paseo?, ¿Estás triste porque no encuentras tu juguete favorito?

3. Dale espacio a los sentimientos:

Cuando puedes ser capaz de reconocer qué es lo que realmente está sintiendo tu hijo, tendrás acceso a las capas más profundas.  Por ejemplo, si se muestra enojado o irracional  llega un momento en que empieza a llorar y eso es una buena señal.  Quiere decir que en el fondo el sentimiento real es tristeza o frustración y que ya se han salido de la superficie.

Sólo quédate ahí, cerca de él y trata de no decir demasiado ni tampoco de lanzar misiles como ¿Por qué te pones así?  ¿ Eso es todo?, Eso no es razón para ponerte de esa manera.  No le quites valor a su experiencia porque siempre es significativa.

Deja que el sentimiento fluya y dale unos minutos.  Hasta que ésto no pase no puede inicar con un pensamiento racional y se queda estancado en la parte reactiva y puramente emocional.  Si te adelantas y aún no está listo, el ciclo se repite una y otra vez y a veces más fuerte.

Es ahí que uno dice: “se trancó”, “ya de ahí no hay quien lo saque”, “se le cruzó cable”.

4. Espera a que la fase emocional pase antes de referirte a la conducta:

Cuando un niño, de hecho cualquier persona, está conectada a su emoción, no puede pensar con claridad y mucho menos hacer un razonamiento lógico de causas y efectos.

Si ya llegaron al punto de las lágrimas o de que se calmó la marea, ofrécele tu cercanía.  Un abrazo, un beso, tomarlo de la mano, cualquier detalle que le indique apertura de tu parte, si él lo acepta o al menos se muestra un poco receptivo, entonces es el momento para actuar.

Lo que sea que él haya hecho y no esté correcto debe ser atendido y corregido pero no ganas absolutamente nada ni en aprendizaje ni en efectos y mucho menos respecto a la relación con tu hijo, si no le permites a él ser conciente de lo que pasó en un plano racional.

Las interferencias que hacemos en estos procesos cuando atacamos, nos deseperamos o reaccionamos son de las cosas que más afectan la relación con nuestros hijos.

Cierra los caminos de la comunicación y genera distancia, por tanto, nos desconectan, hieren sus sentimientos y los nuestros, se pierde la capacidad de comprendernos, de tolerarnos, de escucharnos y de respertarnos mutuamente lo que hace muy cuesta arriba el camino de disciplinar y conducir a nuestros hijos por el camino que consideramos correcto.

Nuestro trabajo es acompañarlo y guiarlo calmadamente por el proceso de reconocer en sí mismo sus sentimientos y relacionarlos con la forma de actuar y es ahí entonces cuando se toca el tema de lo que no está correcto, de lo inapropiado o de lo destructivo que hizo y se toman las medidas correctivas de acuerdo al criterio propio  y lo que amerite la situación.

La conducta es una forma de comunicar y lo principal es identificar el mensaje para luego tratar la situación.  El momento de actuar es cuando tu hijo está en capacidad de entenderlo y razonarlo.

Si te gustó, comparte esta publicación...

Otras publicaciones de interés

General

Cómo organizar tu espacio personal para trabajar desde la casa

General

¿Qué debo y qué no debo comer durante la lactancia?

Madres

Videos de super star bloggers y cómo logran el balance trabajo / familia

Crianza

Cómo evitar las luchas de poder entre padres e hijos

Madres

5 minutos para mamá: Mi experiencia con la soledad.

Únete a mi boletín