Últimamente he recibido mensajes de mamás que me cuentan que se sienten agobiadas, culpables y hasta medio deprimidas porque la situación económica actual no les permite poner a sus hijos en el campamento que desean o no les permite llevarlos al hotel planificado X en Punta Cana por 3 días o no le permite celebrarle el cumpleaños temático con todas los personajes habidos y por haber de comics, princesas y demás.
Mi respuesta ha sido la siguiente y quise compartirla porque sé que las que me han contactado no son las únicas.
Como madre les digo que entiendo la situación cuando no está en tus posibilidades hacer o comprar lo que quisieras para tus hijos. Como madre entiendo la ilusión que se genera en uno cuando empiezas a fantasear sobre las oportunidades que tú quisieras darles a tus hijos, lo mucho que ellos disfrutarían tal o cual cosa y todo lo que crees que lo beneficiaría.
Como madre entiendo también la impotencia, el sentido de insuficiencia, el sentido de culpa.
Lo entiendo perfectamente porque ya lo he pasado. En algún punto, sin importar las posibilidades económicas de una persona, creo que todas las madres y los padres hemos sentido ese mar de emociones cuando, hasta por cuestión de tiempo (que es peor que por razones de dinero), hay algo que no le puedes dar a tus hijos.
Lo entiendo y lo he aprendido a superar. Mis propios hijos me han mostrado el camino.
Te voy a contar ahora lo que he aprendido:.
Ellos no necesitan todo lo que creemos que necesitan.
Un campamento soñado no es una necesidad, es un deseo y casi siempre de uno. Eso es lo primero que debemos entender.
Un cumpleaños de Frozen o de Avengers a todo el largo se trata más de tener las fotos hermosas para el recuerdo que vivir el momento. Y en verdad, con cartulina, un printer y un poco de creatividad puedes darle la experiencia.
En Pinterest (por decir sólo una fuente) hay muchos recursos para reproducirla con un presupuesto mínimo, pero al final, si analizas a fondo, ¿Qué tanto de todo eso necesita tu hijo?.
A ellos los marcará lo que sintieron, algo pequeño que captaron, el momento en que batieron un refresco y la espuma salía, el suspiro en la cara, la gente que estaba a su alrededor, un juguete en específico que hasta un familiar lejano pudo haberle regalado y que usará fervientemente los próximos 3 días.
A veces sólo recuerdan las burbujas.
Tú puedes darle algo más valioso que eso que quisieras.
No hay nada más valioso para un niño que tu tiempo. Cuando el dinero no te facilita las cosas de simplemente comprar, pagar y armar entonces viene la creatividad y de la mano vienen el tiempo que tienes que dedicarle.
Las galletas más feas de la historia se las hice a mi niño en su cumple #4. Estaban supuestas a ser unos martillos de Thor pero ni cerca parecían eso. Sin embargo mi niño sólo recuerda “las galletas que me hiciste para mi cumpleaños”.
Con el tema de los campamentos, (carísimos como están) pues si no se puede este año, lo hacemos en casa. Compramos marshmellows, ponemos una sábana en el techo y apagamos la luz con una linterna en la mano. Sólo se necesita una noche así y la recordarán como si fuera la mejor tradición del verano.
Es la experiencia, es el proceso, es la vivencia.
Hay toda una vida para disfrutar diferentes cosas. Si este año no te alcanzó para eso que querías pues transforma lo que tienes en algo significativo, positivo.
Tu hijo no tiene porqué declarar este año como “el año que no fui a campamento”, de tú actitud depende que lo pueda declarar como “el verano que más jugué”, “el primer verano que trabajé”, “el verano que pintamos mi habitación”.
Cada situación es un precioso momento para educar.
Educar a tu hijo y educarte a ti. ¿Qué es realmente importante?
Mi hijo cuando tenía 6 años asumía que todos los cumpleaños incluían un juego inflable. Había ido a varios y todos los tenían. Hice mi tarea y pregunté cuanto costaba.
No era algo en lo que podía gastar esa cantidad de dinero así que le expliqué lo siguiente:
Cuando vas a cumpleaños de otros niños está bien que tengan muchas cosas divertidas y que las disfrutes pero no todos los cumpleaños son iguales.
¿Qué es lo que más te gustaría del tuyo?
Me dijo sin pestañear: “la fundita de dulces”.
¡Pues ya! Si eso era lo que él más esperaba, entonces todo lo demás era una percepción de cómo el había visto que eran los otros cumpleaños pero no era lo que él “necesitaba” o deseaba y mucho menos yo.
Así que empezamos a planificar otras ideas para su cumpleaños y acabamos invitando a unos amiguitos, les dijimos que llevaran sus juguetes favoritos y el resultado fue que ninguno se quería ir.
No hubo que complicarse con nada porque jugaron tanto que no querían ni comer. ¡Y cada uno se llevó una fundita repleta de dulces! Eso era lo más importante del todo el cumpleaños para mi hijo, sólo eso.
Parece bien simple todo ésto que te digo y realmente lo es. Nosotros lo complicamos cuando agregamos a la fórmula las propias carencias de niña, lo que queremos demostrarle al mundo, cómo eso se relaciona con mi percepción de lo que soy como madre, lo que quiero vivir yo a través de la vida de mis hijos y todo se nos vuelve un caos.
Es muy importante que cuando sintamos esa impotencia por un deseo que tengamos para nuestros hijos y no podamos cumplir, PAREMOS y pensemos si es algo nuestro o es algo de ellos. Y a partir de ahí busquemos opciones y alternativas.
Recuerda que siempre habrá algo que no le podrás dar y precisamente como no es posible, necesario ni deseable darle TODO a tus hijos, debemos aprender a cómo manejar las cosas de manera positiva cuando haya algo que no puedas o no creas que debas darle.
No se trata de puntualizar la carencia o la falta de algo, se trata más bien de lo siguiente:
– Enseñar a tu hijo a disfrutar y agradecer lo que se tiene.
– Entender que la vida fluye en base a la flexibilidad y a la capacidad de hacer lo mejor con lo que está a la mano.
– Que aprenda a reconocer su valor por lo que es y no por lo que tiene o lo que hace.
– Y que si hay algo que de verdad desea para sí mismo enseñarlo que puede visualizarlo, planificarlo, trabajar por eso y ejercitar la paciencia necesaria para recibirlo en su momento.