Estás en el supermercado con tu niño y te topas con una amiga que hace tiempo no veías y no han pasado del saludo cuando una vocecita empieza a decirte: mami, mami, mami, mami, mami……
O llegas donde tu mamá e inmediatamente sale una palabra de tu boca tu hijo empeiza a hablarte en un paralelo y no te deja ni entender una cosa o la otra.
O te llaman por teléfono con algo de trabajo y es como si fuera un botón para que tu hijo quiera decirte algo justo en ese momento.
Ya creo que tienes la idea.
Los niños interrumpen por varias razones, quieren algo, necesitan algo, desean decir algo, quieren tu atención, no le gusta la persona con quien hablas, etc.
La razón básica: no saben lo que es interrumpir.
Tienen necesidades y seguido las expresan. No ven lo que pasa en su entorno, sólo piden lo que necesitan y ya.
Especialmente a tí que durante toda su vida le has suplido cada necesidad y has sido su fuente de información principal en sus pocos años de vida.
Aún sabiendo ésto, la verdad es que pocas cosas pueden ser más molestas que esa, sobre todo cuando desde fuera sientes la mirada de:
“Tu hijo no dice permiso”.
Y te metes en este afán de insistirle que lo haga y así “demuestre” que sí le has enseñado.
En lo que el hacha va y viene te voy a dar una técnica que será un muy buena transición con tu hijo pequeño en lo que le llega el tiempo de pedir permiso antes de interrumpir de golpe cuando estás hablando:
Lo primero es explicarle cómo son las conversaciones.
Nadie nace sabiendo, incluyendo a tu hijo.
Debes hablar con él y explicarle que las personas hablan por turnos, es decir, si alguien está hablando el otro debe esperar que termine.
Es la única manera de que todo el mundo se escuche y pueda contestar o dar su propia idea.
Parece muy elaborado pero créeme que hasta un niño de 2 años lo entiende a la perfección.
Asegúrale que lo que tiene que decir es importante para tí.
Tu hijo debe saber que te importa lo que te va a decir, que su opinión vale mucho, pero igual debe respetar al que empezó a hablar primero y no interrumpir.
Asegúrale que tan pronto se termine la idea vas a ponerle toda tu atención sólo a él.
Explícale cómo funciona todo:
Hazle saber que hay otras formas de llamar tu atención sin tener que decir ni una palabra y que será algo entre ustedes que no va a molestar al que está hablando (incluyéndote a tí) y que va a hacer que él tenga su turno.
Practiquen la técnica para hacerlo.
La técnica es la siguiente: le dices que si tiene algo qué decirte ponga su mano en tu brazo y luego tú, para asegurarle que te diste cuenta, le pones tu mano encima de la de él.
Ese toque es ya una comunicación completa que se leería así:
” Mami, permiso que quiero decirte algo.” (pone su mano en tu brazo).
“Sí, ya me dí cuenta, deja que termine esta idea y te atiendo” (pones tu mano sobre la de él).
Tengan un código para que no lo averguences cuando se lo recuerdes.
Como comprenderás ésto no se aprende en un día. Hay que practicarlo varias veces. Sin embargo, hay que ser cuidadosos para no avergonzar a tu niño en su proceso de aprendizaje.
Así que te recomiendo que acuerden un código para que se lo recuerdes sin que nadie lo note.
El código es algo que él mismo puede decidir o pueden crear juntos de acuerdo a su edad.
Por ejemplo, puedes decir: “los pollitos dicen…”, “sombrero rojo”, “empanadas”, algo que se sienta íntimo e indescifrable para el mundo.
Lo más importante de todo ésto es que tú cumplas tu parte y sepas que si te quiere decir algo no puedes dejarlo horas y horas esperando.
Deja que la persona termine la idea, pídele tú el permiso y escucha a tu hijo.
Si es muy largo lo que quiere o sólo ves que quiere llamar tu atención, dile que tan pronto termines van a poder hablar bien.